jueves, 29 de octubre de 2015

Preparado para el Rock and Roll - Los Suaves (Anexo a la despedida)

Dime si alguna vez
no has sentido que ya todo está
perdido
y no puedes seguir,
que estás solo y todos se han ido.
Aquí estoy
preparado para el Rock and Roll.
Aquí estoy
preparado para el Rock and Roll.
De milagro estoy aquí
sin dinero en el bolsillo,
siete días sin comer,
siete días resentido.
Aquí estoy
preparado para el Rock and Roll.
Aquí estoy
preparado para el Rock and Roll.
Sí, sí, soy así:
corazón caliente,
viento frío.
Grifo que gotea,
pobre perro sin ladrido.
Aquí estoy
preparado para el Rock and Roll.
Aquí
preparado para el Rock and Roll.
¡Cállate! no puedo más,
me cansé de tus delirios
alocada Marisú.
Ya no quiero dormir contigo.
Aquí estoy
preparado para el Rock and Roll.
Aquí estoy
preparado para el Rock and Roll.
No me quiero despertar
esta noche me ha mordido
la zorra de la traición.
Me engañaste, me has mentido.
Aquí estoy
preparado para el Rock and Roll.
Aquí estoy
preparado para el Rock and Roll.
Ahora sólo pienso en mí
y ya puedo dormir tranquilo.
Mis recuerdos los tiré
al agua negra del río...
Aquí estoy
preparado para el Rock and Roll.
Aquí
preparado para el Rock and Roll.



La canción suena por estos lares...

Despedida y cierre.

Si echo la vista atrás ni siquiera soy capaz de recordar por qué arranqué esto, pero supongo que lo hice por lo mismo por lo que voy abriendo y cerrando blogs: me cansé del anterior y empecé uno nuevo.
El caso es que, después de muchas idas y venidas, aquí me sentía cómodo. Me gusta esta alcantarilla y me gusta ser rata. Aquí abajo todos flotan, unos en mierda y otros en jaco, pero ya peino canas (no, a ver, no peino una mierda, cada vez tengo menos pelo) y me he dado cuenta de que soy menos rata y más humano y de que hace tiempo que me cuesta horrores meterme en el personaje con el que pretendía escribir en este blog. Supongo que nunca seré capaz de recuperar a un personajazo como Pakitof porque todo lo que he ido escribiendo desde que recuerdo escribir (y recuerdo hacerlo desde mucho antes de que existiese Internet... tengo tanto ego que yo escribía cosas como estas que rulaba en diskettes de 3 1/2 ¡y lo peor es que siempre había alguien que quería leerlo!) ha sido producto de la situación personal en la que me encontraba.
Y lo peor de esta situación es que no sé dónde me encuentro.
Hay quien lo llama pitopausia y hay quien lo llama crisis de los treinta. Yo no creo que sea ninguna de las dos cosas. Cuando sientes que eres un lastre a veces tienes que tomar decisiones bruscas, es así de sencillo. Igual que no me gusta tener cargas tampoco me gusta serlo (o sentir que lo soy) para nadie, y entonces tiro por la calle de en medio y arraso con todo por las malas. Estoy en ese momento. Por eso dejo de escribir (aquí). También he dejado las drogas ilegales y también estoy dejando de beber. Visto lo visto también dejé de follar. A lo mejor tendría que replantearme todo esto. Siempre me quedará el tabaco, aunque pretendo dejarlo a lo largo de 2016. Que lo dejo todo, vaya.
No me voy a meter a cura, sencillamente siento que necesito alejarme de un montón de cosas y darle un giro a la mierda de vida que llevo. Lo peor de todo esto es la sensación de que una voz interior me dice "te has rendido". "Madurar", creo que lo llaman.
Ojalá algún día recupere la cordura y me desdiga de todo esto. Hasta que llegue ese momento, ha sido un placer.
Gracias a los que alguna vez leísteis algo por aquí. Ha sido un placer.

martes, 27 de octubre de 2015

Sin reverencias - El Drogas.

Cuando se muere un escritor
se decolora una letra
y quedan tristes en el suelo
un buen puñado de almendras.
Cuando escapa un preso quedan
un montón de amuletos
que ahora son sólo recuerdos
que ya no tienen pareja.
Cuando naufragan los sueños
se oyen voces en la calle
que unidas hacen el grito
para espantar el hambre.
Cuando me pongas tu anillo
no sólo será mi dedo,
lo que te dé es el cuerpo entero
como camino perdido...
A través del cristal
amaneceres que invitan
a movernos sin reverencias.
Y es que me gusta la vida
que tienen los libros prestados,
esos que se dejan querer,
que pasan de mano en mano.
Así amontono los infiernos
que para mí son el cielo
y colecciono amarguras,
a veces con forma de beso.
Cuando se olvidan las gafas
encima de la repisa
son ojos ciegos los que buscan
el tacto de tu sonrisa.
Y a veces te encuentran cansada,
sin color en las mejillas,
sin desafíos, sin ganas,
quebrada como una espina.
A través del cristal
amaneceres que invitan
a movernos sin reverencias…
Y es que me gusta la vida
que tienen los libros prestados,
esos que se dejan querer,
que pasan de mano en mano.
Así amontono los infiernos,
que para mí son el cielo
y colecciono amarguras
a veces con forma de beso.


La original, aquí.

Ya no emiten 'Lost'.

Yo nunca he estado muy seguro de que las casualidades existan, la verdad. Es complicado de explicar, o al menos lo es más de lo que me apetece extenderme, pero a veces pasan cosas que me fascinan. Sin más.
No pensaba hacer absolutamente nada hoy. Nada que no fuese tumbarme en el sofá a descansar la espalda y los brazos y, si eso, dormir un rato. Camino a casa volviendo del trabajo llega ese mensaje que incita: "¿una caña?". Dos dobles de cerveza y tres botellas de sidra después tengo muy claras cosas que solo intuía. La vida, los amigos.
En la vida existen balanzas, y las balanzas se inclinan. Nunca he creído en el equilibrio total y absoluto, hasta el frutero de la 13 Rue del Percebe te hacía el lío, así que las balanzas se desequilibran. De un momento a otro. De una semana a otra. Las balanzas se inclinan. Y, de pronto, lo que un día era el blanco más absoluto se convierte, tras un fin de semana, en la oscuridad más oscura y desconcertante del mundo. Fundido a negro. Historia terminada. No hay próximo capítulo. No hay próxima temporada. Es como cuando terminó 'Lost', te jodes y te buscas otra serie. Hay muchas series pasajeras, pero ninguna me ha enganchado tanto como esta... De momento.
Y 'Lost' ha terminado. Emilie De Ravin ya no es Claire y ahora hace otro papel en otra serie, así que a mí como espectador me toca también buscarme otro show al que engancharme de verdad o seguir viendo otros hasta que alguno me enganche en serio ('House of cards', 'Daredevil'... ¡que me acabo de poner Netflix!). Y quizá, en algún momento, encuentre otra serie de la que quiera tener todas las temporadas en DVD para volver todos los días. Ya no es 'Lost'. Emilie ya no es Claire. No pasa nada.
No quiero encasillar a un pedazo de actriz en un personaje, aunque me duela. Le irá mejor si su carrera sigue. 'Lost' ya ha terminado y no aguanta un revisionado tanto tiempo después del final. Tengo que dejarlo ir, aunque me joda. Es el legado que le dejo a una serie que me lo dio todo... Dejarla estar.
Las vidas siguen. La mía también. Viviré sin 'Lost'. Que me acabo de poner Netiflix, por dios.
Dos dobles de cerveza y tres botellas de sidra. Entre risas. Entre amigos. Entre gente que se preocupa por uno. A Emilie de Ravin se la pela cómo me sienta, está en otra serie, ya no es Claire. Y mi vida también tiene que avanzar. Me ha costado lo mío entenderlo. Me ha costado todo un fin de semana cambiar de opinión.

miércoles, 14 de octubre de 2015

La espalda molida y la moral tocada.

Casi acaba conmigo. Un chiste más sobre sonido y las sombras y juro que dejo la pértiga allí mismo y me largo. Subido en una escalera y rompiéndome la espalda para coger una frase... Y no es un rodaje sencillo, menos sin ensayos. A lo loco, a vuelapluma.
Y al llegar a casa relajantes musculares y combinado de esos de aguantar el creciente resfriado sea como sea. Mucho que agradecerle también al presidente del estado respecto a las condiciones laborales de todo.
Ni puto caso me hagáis, que está a punto de subirme la fiebre y se me va la cabeza.

martes, 15 de septiembre de 2015

Me alimenta.

Creo que a nadie en su sano juicio le parecería normal tener estos horarios y este ritmo de vida para al final ganar cuatro duros mal contados, y yo mismo me he quejado muchas veces, la verdad. No obstante, esto me alimenta, haber hecho casi catorce horas de jornada me da vida y me hace feliz porque me pirra mi trabajo y disfruto como un cabrón. Y la mayoría de las veces, cuando llega el final, he disfrutado más cuanto más complicado ha sido todo. Hoy ha sido uno de esos días muy largos y muy complicados y, al final de todo, antes de empezar a desmontar, ya me desbordaban la alegría y la euforia de que todo haya salido bien ante tanta complicación (lluvia inclusive).
Y es que somos buenos, joder. Somos muy buenos. Y por eso nos llaman. Y es un lujo currar con los mejores, qué hostias. Un auténtico lujo. Y llego a casa y contemplo la vida a través de una cerveza y un cigarro y sonrío porque esto es lo que necesito para vivir, esto me mantiene en pie. Esto me alimenta.

lunes, 7 de septiembre de 2015

(Me) Abandono.

Desde que volví a currar a primeros de Agosto y tras haber pasado Julio completamente en blanco he hecho una barbaridad de kilómetros y todavía me quedan seiscientos más por hacer esta semana, así que eso que decía de que el año pasado visité Bilbo y Fuerteventura ha terminado por quedarse corto. En menos de dos meses he estado en Vigo, Cáceres, Huelva, Iruña, Málaga, Bilbo, Granada y aún me falta Badajoz. De momento. Que se sepa.
Y ESTOY JODIDAMENTE CONTENTO. A parte de que de todos los viajes saco anécdotas, risas, buenos momentos (especialmente de Granada) y mucho y buen papeo, han sido unos trabajos interesantísimos y desafiantes que me han devuelto a la realidad. Una realidad bastante alejada de los tiempos grises que veía hace no mucho tiempo. Mi situación es igual de precaria, pero he aprendido un par de sabias lecciones sobre el rollo este de vivir y tal. Premio más que suficiente.
Septiembre ya está aquí y hay muchos cambios que quiero afrontar, algunos más radicales que otros, pero todos importantes. Necesito cortar hilos y soltar lastre para poder seguir avanzando. ¿Avanzando hacia dónde? Pues hacia la muerte, que es hacia lo que avanzamos todos, pero es que pretendo que el camino sea lo más divertido posible y que el número de dificultades y complicaciones que me encuentre en él tiendan a cero. Difícil, sí, pero no imposible.
Tengo un ombligo estupendo al que debería mirar más a menudo. No quiero que nunca, nadie, jamás vuelva a decidir por mí, directa o indirectamente. Se acabó la tontería.
Y quiero volver a beber Alhambra.

jueves, 20 de agosto de 2015

Caminar.

En los últimos tres días, por vicisitudes de la vida, me ha tocado caminar bastante y me he encontrado con que es una afición que no sé por qué perdí (probablemente porque el único ser humano capaz de caminar a mi velocidad que conozco es mi abuelo).
El martes me tocó recorrer la distancia que separa Boadilla del Monte de Madrid por una vía pecuaria a pleno sol. Unos nueve kilómetros por un puto descampado, uno de los paisajes más feos que conozco. Eso sí, me permitió despejar la mente y pensar en mis cosas, se me hizo corto (tardé menos de casi dos horas que me indicaba el GPS) y me dio tiempo para un par de anécdotas que tienen que ver con una Zona Militar Vigilada y otra de cruising que ya contaré otro día.
Hoy he recorrido a pie toda la Castellana hasta mi casa, pasando por Neptuno a tener la típica charla que tengo con él todas las pretemporadas. Otros nueve kilómetros a muy buen ritmo con un paisaje totalmente distinto que me ha dado para comprobar que Madrid es una ciudad con unos contrastes brutales. En menos de dos horas he pasado de ver coches conducidos por chóferes a ver turistas y a terminar con la multiculturalidad de Lavapiés. No sólo me ha dado para pensar mucho en mis cosas y en cómo estoy afrontando la treintena y qué quiero hacer con mi vida, también para hacer un par de fotos cojonudas por el camino.
La conclusión de estos dos días ha sido que caminar me relaja. Es agotador porque no sé pasear despacio, yo voy dejando gente atrás que ríete tú de los runners, pero eso no me impide ver los detalles y observar la ciudad en la que vivo, que cada vez se me hace más pequeña porque cada vez estoy más metido en mi guetto. Y me encanta.
Madrid es una ciudad bastante hostil si no la conoces, pero todo es cuestión de darle una oportunidad o dos. Y mejor caminando, qué queréis que os diga.

martes, 11 de agosto de 2015

R de retorno.

Ea, fin del periplo, ya estoy de vuelta en mi alcantarilla. En realidad llegué ayer, pero he pasado durmiendo casi dieciséis horas, que mi curro mola pero en general está pensado para gente de poco dormir.
Vengo con muchas ganas de cambiar cosas, sobre todo mi actitud ante la vida. Quiero dedicarme más tiempo a mí y menos a preocuparme por los demás, quiero encontrar un curro decente, ir al fútbol los fines de semana, darme un par de caprichos en cuanto vuelva a tener pasta, hacer deporte, pasar más tiempo con mi sobrina y llevarla a mil sitios guays, volver a cocinar mucho y bien, encarar las cosas de otra manera, ahorrar para viajar y cuidarme un poquito.
Esos son mis objetivos de cara a todo lo que empieza en Septiembre y los dejo aquí escritos por si luego se me olvidan. Hoy empieza todo, acabo de decidirlo.

martes, 4 de agosto de 2015

Who you gonna call?

Me he cansado de perseguir fantasmas y de esperar a que sucedan cosas que no van a suceder y que tampoco puedo provocar. No dependen de mí al fin y al cabo. Así que en un ataque de desesperación y aburrimiento he puesto una lavadora a las ocho de la tarde. Con la ropa que necesito para currar los próximos cinco días. A seiscientos kilómetros de mi casa. Tengo miedo de que no esté seca cuando suene el despertador a las cinco de la mañana.
Siempre me ha gustado viajar y siempre he querido tener un trabajo que me permitiese hacerlo -sí, es obvio que es mejor viajar por placer que por curro, pero también es más caro y no anda mi cuenta corriente para hostias- y me llevase a ver mundo. Me ha costado años llegar a donde estoy y tampoco es que tenga un trabajo precisamente privilegiado (si tenemos en cuenta la precariedad, porque todo lo demás es un lujazo... mi curro me gusta cosa mala, entiéndase) pero el año pasado pude visitar Fuerteventura y Bilbo, y este año me llevan a Vigo (que no pase yo un año entero sin pisar Galiza que me entra la morriña y me pongo malo y tó') así que reconozco que estoy contento con el viaje... y con ganas de que empiece el año el curso escolar la vida de después del verano porque creo que se avecinan tiempos de muchos cambios para bien. Me siento optimista, la verdad. Solo porque me he cansado de perseguir fantasmas y de esperar a que sucedan cosas que no van a suceder y que tampoco puedo provocar.
Who you gonna call?

lunes, 20 de julio de 2015

Autoreverse.

Viajar al pueblo es esa típica cosa que nunca me apetece hacer pero que siempre disfruto, y más ahora que voy a tener que estar forzosamente en Madrid por unas horas. Es un viaje de rebobinar la película de mi vida a unos tiempos que, si no eran mejores, desde luego eran más sencillos. Por no hablar de que la temperatura allí es bastante menos asfixiante (quién lo iba a decir) que en Mordor Madrid.
Hubo un tiempo en el que usé el correo ordinario, ese de sellos y sobres. Tengo allí acumuladas muchas de esas cartas que me llegaban en verano y siempre me hacen pensar en que Internet no lleva aquí toda la vida aunque parezca lo contrario. Me gustaba recibir cartas... era algo mucho más personal que un email o un WhatsApp. No me estoy negando al progreso, sencillamente hablo de preferencias... También hubo un tiempo en el que leía Mortadelo y ahora ando enfrascado con Terry Pratcher. Ni mejor ni peor, diferente. Y siempre divertido.
He hecho el viaje en tren. Primero porque no se me ocurre ni remotamente una forma más divertida y más interesante de viajar, y segundo porque el recorrido ferroviario desde mi pueblo a Madrid ofrece unas vistas acojonantes y un par de momentos cuanto menos curiosos, especialmente cuando de pronto el tren deshace el camino andado durante varios kilómetros y parece que el final del viaje se aleja en lugar de acercarse. Es otra forma de rebobinar la película del viaje... He rebobinado mucho estos días. Supongo que será la crisis de los treinta, será que no atravieso un buen momento o será, sencillamente, que soy gilipollas. O quizá tenga que ver con que, cogiendo polvo en una estantería, me estaba esperando mi colección de casettes junto a un walkman con las pilas sulfatadas. En él, con letras blancas, pone "AUTOREVERSE". La vida.

Nunca entenderé por qué al llegar a Plasencia las chicas guapas se bajan del tren y este da la vuelta para volver a enfilar la vía por la que ha llegado. Supongo que es una estupenda metáfora de la vida: no todo va sobre coger trenes, también hay que saber qué hacer una vez que te has montado.

miércoles, 15 de julio de 2015

El verano ya llegó, ya llegó, ya llegó.

No me voy de vacaciones porque al parecer este año he sido muy malo y no me las merezco. Básicamente salgo unos días por asuntos familiares y espero poder aprovechar que estaré lejos de mi ciudad para volver con las pilas un poco cargadas, la cabeza en su sitio y los muebles colocados en plan zen. Porque ahora mismo todo es caos. Y no del que me gusta.
No es que en lo que llevo de 2015 no hayan pasado cosas buenas, que las ha habido... Es lo mucho que aún pesan las malas y lo complicado que resulta a veces pasar página. Pero mira, como se me ha puesto en los cojones tirar pa'lante y seguir va a ser así por las buenas o por las malas. Y en ese sentido, aunque últimamente es obvio que estoy mejor, este salir del circuito habitual para cambiar el paisaje me va a venir hasta bien.
No tengo intención de volver a pisar por aquí hasta que no empiece en mi "nuevo" trabajo. Necesito olvidarme un poco de todo. De que soy técnico de sonido también. Otra cosa será que luego aguante medio bien o medio mal estar aislado en el ostracismo absoluto, que básicamente es a lo que me voy, pero bueno... Tampoco queda otra. Me conformaré con encender la barbacoa cuando me dejen.
Todo esto parece muy pesimista y no lo es en absoluto. Necesito empezar de cero y este viaje, que hago medio obligado, me va a venir muy bien. Para coger aire, aguantarlo y volverlo a soltar. Pero un aire distinto. Restregarse un poco contra las raíces de uno antes de empezar etapas nuevas siempre viene bien. Y no, no pretendo autoconvencerme, lo pienso realmente. Si en el tiempo que esté por ahí perdido cae una tormenta de verano y me da para compartir una cerveza con mi abuelo en la terraza viendo caer rayos ya habrá valido todo la pena.
Ya tendré tiempo a mi regreso de recuperar los bares, las terrazas, los lavabos, los amigos y las risotadas estúpidas. Fiestas del barrio mediante. Como un ave fénix que resurge de sus cenizas... Esto no ha hecho más que empezar.
El verano ya llegó. Que el aire acondicionado lo pague otro.

martes, 14 de julio de 2015

Esto no va a terminar bien (tonterías mañaneras de antes y durante el café).

Cuando he abierto los ojos en la cama toda la casa estaba inundada de un profundo olor a café y por alguna extraña razón eso me ha puesto de muy buen humor. Yo soy así, un tipo de gustos sencillos que encuentra la felicidad en las pequeñas cosas. O, a lo mejor, simplemente me he hartado de levantarme todas las putas mañanas triste y melancólico, vaya usted a saber.
Madrid me está quemando, y no es ninguna metáfora sobre el estrés o el hartazgo que me pueda generar la ciudad (en la que, sorprendentemente y por primera vez en muchos años, me siento de nuevo tremendamente cómodo), es que nos vamos a morir todos achicharrados. Atravesamos una ola de calor. En realidad creo que es la ola de calor la que pasaba por aquí, pero da igual, creo que la expresión es correcta. El caso es que hay que tener valor para salir a la calle antes de las ocho o las nueve de la noche. Ni que fuese mi pueblo esto, oiga.
Enciendo el primer piti del día sin haberme terminado el café y pienso "esto no va a terminar bien". Porque sí, los tíos guapos también cagamos. Café y cigarro, muñeco de barro. Tengo treinta palos y todavía me descojono cuando hablo de mierda, ñorugos, cagarros, tordos, cacota, heces... ¡Qué rico es el idioma castellano!
Continuamos para bingo, oiga.

domingo, 12 de julio de 2015

Y soñar.

Hoy he soñado contigo y te puedo asegurar que es muy extraño soñar con alguien a quien no conoces en persona. Ha sido raro también por lo realista del sueño, por las cosas que pasaban... No voy a entrar en detalles. Ha sido raro y espero que no premonitorio.
Pero sospecho que lo será. Dicen que Lorca tenía sueños premonitorios. También dos brazos, dos piernas y dos ojos, igual que yo, así que... Pero espero que no lo sea.
Y aunque lo fuese, me siguen apeteciendo mucho esas cañas. Yo invito.

sábado, 4 de julio de 2015

A lo John McClane.

Claro que duele. Es jodidamente infernal, un dolor que se transforma en físico porque sigo durmiendo en el sofá todas las noches, porque dormir en nuestra cama sin ti es imposible. No descanso, y me tiro horas muertas dando vueltas, mirando al techo, pensando en cuando todo eran risas -incluso recordando el ataque de la cucaracha voladora y las toses de aquel vecino que sigue respirando igual de mal todas las noches- y bromas y domir peleando por quién abrazaba a quién en invierno o cada uno en un lado de la cama en verano, pero siempre tocándonos la piel, aunque fuese con los pies para no darnos calor.
Claro que duele. Llevo ya tres días sin ingerir nada sólido porque se me cerró el estómago después de la última bronca y todavía me pongo triste cuando veo las judías verdes en la nevera. Porque, ya ves tú qué gilipollez, las judías verdes con patatas me recuerdan mucho a ti y encima anoche soñé con tu pastel de carne. Y me acordé de cuando nos cuidábamos y cocinábamos el uno para el otro viniésemos o no cansados de currar. ¿Pero cómo no va a doler todo esto?
Claro que duele, joder.
Pero he decidido vivir a lo John McClane, y seguir caminando aunque lleve los pies llenos de cristales, me hayan dado dos palizas y un tiro en un hombro. Porque no me puedo parar, no me puedo quedar estancado aquí. Necesito dar pasos y ver qué pasa, probar a sobrevivir, aprender a no depender. Y siento que te duela y que no lo comprendas, es normal, claro que duele. Aunque odie hacerte daño y aunque lo haga de manera inconsciente. Necesito avanzar, no puedo quedarme mirando al tren como las vacas en el campo.
Necesito saber que sin ti también puedo, recuperar muchas cosas, abrir muchas puertas, ventilar muchos malos momentos (que también los hubo), superar muchos miedos y muchas inseguridades, dejar atrás lo débil que me volví y sentirme fuerte de nuevo. Sin descanso, sin flaquear, a lo John McClane.
Necesito reconstruirme y voy por mal camino. Porque te sigo echando de menos. Porque todo esto duele horrores.
Claro que duele, joder.

domingo, 28 de junio de 2015

Los pimientos.

Han pasado muchas cosas desde la última vez que me puse a escribir por aquí. La mayoría de ellas feas y desagradables, lo suficiente al menos como para no querer hablar del asunto tan a la ligera.

Ni siquiera sé si voy a terminar esta entrada y mucho menos si la publicaré.

Volví a escribir. Volví a escribir a mano, con papel y boli (demostrándome una vez más que estoy involucionando y que me costó más aprender a escribir que empezar a olvidarlo) por recomendación de B. y lo cierto es que me sentó bien, me sentí liberado y cambió mi punto de vista respecto a un montón de montones de mierda que me iban poniendo la zancadilla desde fuera del camino. Es cuestión de... coger aire, supongo.

Hay algo raro. Me siento extraño escribiendo, como si ya no fuese conmigo. Y no me gusta absolutamente nada de lo que llevo.

Están pasando cosas buenas en Madrid. Cosas que yo considero buenas y a lo mejor no lo son. Parece que ha empezado un cambio. No es un cambio grande, no flipemos tampoco, pero huele bien. Acabará mal, porque todo el mundo es corrompible, pero creo que hay que disfrutarlo mientras dure.

Esto no va a ninguna parte.

El Atleti bien, gracias. Que alguien me recuerde que recupere LQPDF. Me gustaba aquello. Más que esto. ¿Qué carajo es esto?
El otro día encontré una copia de seguridad de aquello que se llamó 'Al fondo a la derecha'. Donde vomitaba antes, vaya. Estuve tentado de resucitarlo todo y volver a aquel cálido lugar, pero la verdad es que con el calor prefiero la alcantarilla.

Aquí abajo todos flotan.

Tengo unos pimientos fritos en la cocina que me están pidiendo a gritos que me haga un bocadillo de lomo. He cambiado la cerveza por unos zumos. También estoy bebiendo gazpacho. Y no he fumado en todo el día. No, no me siento más feliz ni más completo. No entiendo muy bien de qué va nada y siento que he perdido el rumbo y que voy dando bandazos. Todo lo que había, se desmoronó. Y cuando te quitan tu pilar más importante, te tambaleas. Pero saldré, vaya que si saldré.

Un atlético nunca se rinde.

Han pasado muchas cosas desde la última vez que me puse a escribir por aquí. La mayoría de ellas feas y desagradables. Pero ¿sabéis qué? Hoy también ha salido el sol. Y espero que mañana ocurra lo mismo. Voy a empezar por apañarme con eso y luego ya veremos.