miércoles, 2 de octubre de 2013

Todo - Pereza.



Vuela, vuela, vuela conmigo,
cuélate dentro, dime chico,
dame calor, sácame brillo,
hazme el amor en nuestro nido.
No quiero nada, nada más,
me sobra respirar.

Sube, sube, sube conmigo,
déjalo todo, yo te cuido,
ven a Madrid, ten un descuido,
haz cosas mientras yo te miro.
No tengo miedos, no tengo dudas,
lo tengo muy claro ya...

Todo es tan de verdad
que me acojono cuando pienso
en tus pequeñas dudas
y, eso: que si no te tengo reviento.

Quiero hacértelo muy lento.
Todo, todo, todo, todo, yo quiero contigo todo.
Poco, muy poco a poco, poco,
que venga la magia y estemos solos,
solos, solos, solos,
yo quiero contigo sólo.
Solos rozándonos todo, sudando, cachondos,
volviéndonos locos, teniendo cachorros.
Clavarnos los ojos, bebernos a morro.
Sueña, sueña, sueña conmigo,
escríbeme luego un mensajito,
dime hacia donde yo te sigo,
si tú te tiras, yo me tiro.
No tengo miedos, no tengo dudas,
lo tengo muy claro ya.

Todo es tan de verdad
que me acojono cuando pienso
en tus pequeñas dudas...

                                                                                                                  Pereza.

Creo que entre la negrita y los tamaños ha quedado todo claro. Creo que el sector medianamente punk que podía leer este blog se ha retirado ya. Creo -qué coño, no lo creo, lo sé- que esto te lo puedo cantar de rodillas en una terraza de Lavapiés si me lo pides. Creo que me ha vuelto a subir el azúcar (¿Hola? ¡Yo era del No Feelings de los Sex Pistols!). Creo que te quiero con locura y que quiero pasar el resto de días que me queden contigo. Creo que doy ascopena cuando me pongo así de pasteloso y azucarado. Creo que te lo digo poco. Creo -sé- que no parece que tenga veintiocho años. Creo que Berta cabe en esta casa. Que no lo creo, que lo sé. Que te quiero. Que me doy asco cuando entro en esta dinámica de diabetes, pero que por otra parte no puedo evitarlo. Que odio profundamente a Pereza, mucho, pero que me encanta que esta canción diga tantas cosas que siento por ti. Creo que acaba de venir la versión quinceañera de este humilde ratón a darme de hostias con toda la razón del mundo, pero hemos compartido un kali y un peta y al final la conclusión es que nadie mejor que tú para compartir esta alcantarilla. Que te quiero, Que te vengas. Ya. Ahora.