jueves, 22 de agosto de 2013

Contigo.

Quiero besarte. Quiero sentarme en una lápida de un cementerio, que nos liemos un peta y besarte (y sé perfectamente de qué cementerio estoy hablando). Quiero viajar contigo. Quiero ir a Galiza contigo, y a Extremadura. A Cádiz.
Quiero ir contigo al Oktoberfest. Y al cine, y al teatro. Quiero ir contigo a más conciertos, y a más bares. Quiero ir contigo a los museos y recorrer Madrid de tu mano. ¡¡A subir montañas quiero ir contigo!! Y a hacer deporte, y a dormir al raso. Contigo.
Quiero compartir contigo. Quiero divertirme contigo.
Contigo.

lunes, 19 de agosto de 2013

Solo no puedes, con amigos sí.

Muy agradecido.

¡Qué sonrisa tan rara! - Extremoduro (lo que pasa en el Lumbreiras se queda en el Lumbreiras. Lo que no pasa, también)


Tu mirada
envasada al vacío como una mermelada,
solamente necesito una tostá'
que me encuentro por debajo de tus bragas
y si huele a quemao': soy yo.
Adivina
¿Cuánto tiempo hace que yo ya no follaba?
Me abrazaste y se me puso dura,
yo ya empiezo a notar desbordarse
los pantanos de toda Extremadura.
Disimula
que ha parado la Guardia Civil
¿y dónde coño he puesto el pantalón?
Destrozaron nuestra intimidad
pa' pedir la documentación.
Tanta curva,
y las vueltas que nos dio el amor,
se debió mover el amonal
y al meter la napia en el camión
a tomar por culo dos y dos.
Dejadme de hablar,
no me hace reír,
la gente normal se podía morir.
¡Qué sonrisa tan rara!
Cada mañana bajo al infierno y el diablo me lee cuentos,
yo solo canto y digo que son poesías
y al momento me levanto de la cama
y al cuarto de hora no tengo ganas de ná'.
Hago un esfuerzo
pa' respirar pa' fuera y luego pa' por dentro,
pa' reventar haciendo mucho ruido,
hay quien pensaba que era un nuevo Dios naciendo
y era un pedo de un exquisito cocido.
Dejadme de hablar no me hace reír,
la gente normal se podía morir.
¡Qué sonrisa tan rara!

                                                                                                         Extremoduro con Albert Pla.

Vale, que sí, que estoy que me agarro a un clavo ardiendo es innegable. Pero también es muy cierto que aquí está pasando algo muy raro porque tenía hasta tres opciones de irme a follar por ahí al acabar los conciertos y pasé de todas a la espera de poderte robar un beso furtivo en cualquier despiste.
No pasó. Pasaron los paseos a desayunar al pueblo, los calores, los cigarros, los mecheros feos. Corrió el M, voló el kalimotxo, se esfumó el hachís, se animaron las risas y dos horas de conversación con Non Servium y Juantxo Skalari de fondo. Y siguió sin pasar nada.
Y ahora estamos de vuelta en Madrid y lo que me jode no es la bajona post festivalera, no es el estar molido, no es tener mono de música en diecto, no es estar otra vez sin un puto duro. Es saber que, como pronto, tiene que pasar un año hasta que quizá vuelva a verte y eso no me gusta. De aquí a un año todos calvos, al menos yo.
Sé que no tengo nada que hacer, pero ¿y lo que me gustan a mí los retos?
¡Qué sonrisa tan rara!

domingo, 11 de agosto de 2013

Siempre presente.

Me acuerdo mucho de ti últimamente, y mira que han pasado ya años de aquella noche puta, de aquel mal viaje que hiciste a solo Baco sabe dónde. Tuviste que irte tú, precisamente tú, para que los demás fuésemos conscientes y tirásemos del freno. Tú, que eras el más válido y culto de todos nosotros, precisamente tú.
Hace ya por lo menos tres años que no veo a estos, si no más. No queda ninguno en el barrio, ni siquiera yo. Hicimos una cena de Navidad de reencuentro y, joder, seguía siendo el más crío y me seguía haciendo mucha gracia. Aquella noche nos acordamos mucho de ti y alguna lágrima se derramó, para qué te voy a engañar. Después de eso nos vimos una última vez, de casualidad, en el barrio. Y, como siempre, me salvaron el culo en plan ángeles de la guardia, pero no hubo más. No hubo más quedadas, ni cervezas, ni risas en los parques, ni peleas, ni abrazos, ni litronas rotas. Nuestras vidas siguieron su camino y ya no han vuelto a cruzarse.
Estos están mayores, algunos son hasta padres y se han ido a vivir a la sierra o incluso fuera de Madrid, muy lejos del barrio. Yo estoy pagando con el sudor de mi frente una casita muy apañada en Lavapiés (no tío, al final no he ocupado... ¡quién lo iba a decir!) y sigo yendo a comer donde mis abuelos todos los fines de semana. Hoy, de hecho, me he encontrado por allí una foto en la que salimos todos y supongo que por eso estoy ahora escribiéndote. Me he acordado mucho de ti, de tus buenos consejos, de lo jodidamente objetivo que eras para todo y de aquella reputísima noche. Del teléfono al día siguiente, de tu madre, de tu hermano... y hasta de que pude ser yo.
Espero que estés bien donde cojones quiera que estés. Te imagino rodeado siempre de libros, con la cresta, las botas y aquellos vaqueros tan feos (¿cómo podían ser tan feos, tío?). Ojalá estuvieses aquí, aunque tengo la impresión de que en el fondo andas siempre vigilante, pero... qué coño, siempre apetece tomarse una birrita contigo.
Joder tío, te echo muchísimo de menos.
Un abrazo, estés donde estés.
Te tengo siempre presente.

jueves, 8 de agosto de 2013

El chacachá del tren.

Viajo en un tren a dosciencientos cuarenta y ocho kilómetros por hora y me acuerdo de Jack en 'El club de la lucha': rezo para que haya un accidente y se acabe todo. A tomar por culo, afrontemos esto por la vía rápida.
Bueno, en realidad no. No estoy tan desesperado. Es más, ahora ya ni siquiera estoy cabreado más allá de sentirme el idiota de la película. Ni eso, diría yo, porque creo que el orgullo se ha comido a la mala hostia, así que cabeza alta y vista al frente. La playa ayuda mucho en esto y pasar suficiente tiempo al sol como para que siga creciendo la colección de tumores (vamos a por el cáncer de piel, que de esa lotería no parece que lleve boleto) también; refresca cuanto menos.
Tampoco quiero entrar en detalles de lo que ha pasado... porque es para nada y porque creo que las dos partes involucradas nos hemos dicho ya todo lo que teníamos que decirnos, que ha sido lo justo en estos casos. Las disculpas llegaron tarde y las vendas vinieron después de unas heridas que hace mucho tiempo que se sabía que iban a ser abiertas. Lo sabía todo el mundo menos yo, vaya. En fin... ya tenemos pelos en los huevos y yo personalmente voy teniendo callo en según qué cuestiones, aunque estaba más acostumbrado a lidiar con mozas y zagalas que con colegas y supongo que por eso me ha dolido tanto el asunto. Luego a la gente se le llena la boca diciendo que soy un macarra, un radical y un violento pero resulta que tengo una serie de códigos de honor, camaraderia y respeto de los que otros carecen.
Igual de otras personas me lo podría esperar, de esta no. Tanto da... voy ahora mismo en un tren y vienen unos seres humanos de calidad superior a buscarme a mi estación con unracimo de litronas. Lástima esta sensación de que acabarán pagando unos platos que no han roto ellos, pero la lección ha quedado bien aprendida: no confíes ni en tu puta sombra porque aquí el más tonto hace relojes y el más colega te apuñala por la espalda y te culpa de ello.


Pd: Renfe, si en tus trenes me puedo emborrachar ¿por qué cojones no me habilitas un sitio donde fumar? Qué largo se me está haciendo el camino, la hostia...

domingo, 4 de agosto de 2013

Rata de dos patas - Paquita la del Barrio.


Rata inmunda,
animal rastrero,
escoria de la vida,
adefesio mal hecho.
Infrahumano,
espectro del infierno,
maldita sabandija
cuánto daño me has hecho.
Alimaña,
culebra ponzoñosa,
deshecho de la vida,
te odio y te desprecio.
Rata de dos patas,
te estoy hablando a ti
porque un bicho rastrero,
aún siendo el más maldito,
comparado contigo
se queda muy chiquito.
Maldita sanguijuela,
maldita cucaracha,
que infectas donde picas,
que hieres y que matas.
Alimaña,
culebra ponzoñosa,
deshecho de la vida,
te odio y te desprecio.
Rata de dos patas,
te estoy hablando a ti
porque un bicho rastrero,
aún siendo el más maldito,
comparado contigo
se queda muy chiquito.
¿Me estás oyendo, inútil?
Hiena del infierno
¡Cuánto te odio y te desprecio!
Maldita sanguijuela,
maldita cucaracha
que infectas donde picas
que hieres y que matas.
Alimaña, culebra ponzoñosa,
deshecho de la vida,
te odio y te desprecio.
Rata de dos patas,
te estoy hablando a ti
porque un bicho rastrero,
aun siendo el más maldito,
comparado contigo
se queda muy chiquito.


                                                                                                                 Paquita la del barrio.