sábado, 12 de julio de 2014

Desubicado.

Hace tiempo que no me encuentro y esto no viene de ahora, pero supongo que será por la distancia por lo que me siento ahora -lejos de esas personas a las que siempre me ha gustado tener cerca- más desubicado y más perdido que nunca. Me he dado cuenta de que he soltado el timón y voy dando bandazos hacia no sé muy bien dónde. La hostia cuando llegue va a ser cojonuda, eso sí.
Y no puedo negar que me guta esto, ¿eh? Esta profesión me flipa, la verdad. me encanta y me da unos subidones de adrenalina que molan mucho. Cuando me los da. Cuando no.... Y no lo entiendo, porque antes me los daba siempre, cualquier gilipollez relacionada con esto me parecía la hostia y de pronto me siento perdido, me quedo en blanco, me siento novato en un mundo en el que antes, no mucho antes, pilotaba mucho y bien. Y el caso es que por más que echo la vista atrás no encuentro el momento en el que se me debió joder algo y perdí el rumbo. No encuentro ese momento que ahora parece un punto de no retorno. Y me jode, porque necesito recuperar el entusiasmo. Necesito que esto vuelva a gustarme y recuperar la ilusión, la energía y las ganas. Las ganas y la energía, sobre todo la energía.
Y necesito perder la vergüenza, que parece que en algún momento se me vino toda encima de golpe y me convertí en este ser absurdo y timorato que parece una burda caricatura de lo que era hace cinco o seis años.
Que no me encuentro, que estoy desubicado. Que siempre he dicho que escribía en este blog porque era más barato que ir al psicólogo, pero como siga esta deriva me parece que me voy a tener que replantear eso antes de que pierda el control del todo.