martes, 15 de septiembre de 2015

Me alimenta.

Creo que a nadie en su sano juicio le parecería normal tener estos horarios y este ritmo de vida para al final ganar cuatro duros mal contados, y yo mismo me he quejado muchas veces, la verdad. No obstante, esto me alimenta, haber hecho casi catorce horas de jornada me da vida y me hace feliz porque me pirra mi trabajo y disfruto como un cabrón. Y la mayoría de las veces, cuando llega el final, he disfrutado más cuanto más complicado ha sido todo. Hoy ha sido uno de esos días muy largos y muy complicados y, al final de todo, antes de empezar a desmontar, ya me desbordaban la alegría y la euforia de que todo haya salido bien ante tanta complicación (lluvia inclusive).
Y es que somos buenos, joder. Somos muy buenos. Y por eso nos llaman. Y es un lujo currar con los mejores, qué hostias. Un auténtico lujo. Y llego a casa y contemplo la vida a través de una cerveza y un cigarro y sonrío porque esto es lo que necesito para vivir, esto me mantiene en pie. Esto me alimenta.

lunes, 7 de septiembre de 2015

(Me) Abandono.

Desde que volví a currar a primeros de Agosto y tras haber pasado Julio completamente en blanco he hecho una barbaridad de kilómetros y todavía me quedan seiscientos más por hacer esta semana, así que eso que decía de que el año pasado visité Bilbo y Fuerteventura ha terminado por quedarse corto. En menos de dos meses he estado en Vigo, Cáceres, Huelva, Iruña, Málaga, Bilbo, Granada y aún me falta Badajoz. De momento. Que se sepa.
Y ESTOY JODIDAMENTE CONTENTO. A parte de que de todos los viajes saco anécdotas, risas, buenos momentos (especialmente de Granada) y mucho y buen papeo, han sido unos trabajos interesantísimos y desafiantes que me han devuelto a la realidad. Una realidad bastante alejada de los tiempos grises que veía hace no mucho tiempo. Mi situación es igual de precaria, pero he aprendido un par de sabias lecciones sobre el rollo este de vivir y tal. Premio más que suficiente.
Septiembre ya está aquí y hay muchos cambios que quiero afrontar, algunos más radicales que otros, pero todos importantes. Necesito cortar hilos y soltar lastre para poder seguir avanzando. ¿Avanzando hacia dónde? Pues hacia la muerte, que es hacia lo que avanzamos todos, pero es que pretendo que el camino sea lo más divertido posible y que el número de dificultades y complicaciones que me encuentre en él tiendan a cero. Difícil, sí, pero no imposible.
Tengo un ombligo estupendo al que debería mirar más a menudo. No quiero que nunca, nadie, jamás vuelva a decidir por mí, directa o indirectamente. Se acabó la tontería.
Y quiero volver a beber Alhambra.