martes, 15 de septiembre de 2015

Me alimenta.

Creo que a nadie en su sano juicio le parecería normal tener estos horarios y este ritmo de vida para al final ganar cuatro duros mal contados, y yo mismo me he quejado muchas veces, la verdad. No obstante, esto me alimenta, haber hecho casi catorce horas de jornada me da vida y me hace feliz porque me pirra mi trabajo y disfruto como un cabrón. Y la mayoría de las veces, cuando llega el final, he disfrutado más cuanto más complicado ha sido todo. Hoy ha sido uno de esos días muy largos y muy complicados y, al final de todo, antes de empezar a desmontar, ya me desbordaban la alegría y la euforia de que todo haya salido bien ante tanta complicación (lluvia inclusive).
Y es que somos buenos, joder. Somos muy buenos. Y por eso nos llaman. Y es un lujo currar con los mejores, qué hostias. Un auténtico lujo. Y llego a casa y contemplo la vida a través de una cerveza y un cigarro y sonrío porque esto es lo que necesito para vivir, esto me mantiene en pie. Esto me alimenta.

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