lunes, 22 de octubre de 2012

Morder el palo.

Ponerse un palo entre los dientes, apretar la mandíbula y seguir hacia adelante sea como sea. El próximo lunes pasaré la barrera de más de un mes sin librar, hoy me siguen quedando catorce días libres para poder descansar uno. Sin miedo, sin piedad, sin pararse a pensar. Trabajar, trabajar, trabajar y trabajar. Igual que una droga pero mucho más sano que el caballo o la coca.
¿Y todo para qué? Pues no lo sé, sinceramente. Hace ya mucho que dejé de plantearme ese tipo de cuestiones, pero cuando llego a mi alcantarilla, fría y destartalada, nada es forzado. Si sale una sonrisa, sale; si sale una lágrima, sale.
Todo lo demás es contingente, pero yo ahora mismo me soy muy necesario. Y no pienso abandonarme.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Rebotar y rebotar.

Pum. Pum. Pum. Tiro la pelota contra la pared y vuelvo a recogerla. Doy por hecho que los vecinos tienen que estar ya un poco hasta las narices a estas alturas pero disfruto de esta bonita metáfora de lo que viene siendo mi vida: rebotar eternamente contra el mismo muro. No niego el hartazgo ni tiro la toalla, aunque reconozco que no me faltan ganas.
Me hastía que todo sea siempre tan críptico, añoro la normalidad, añoro las cosas fáciles y sencillas; supongo que porque nunca las tuve en según qué aspectos y siempre fui preso de mis propias inseguridades.
Me hastían las borracheras frustradas, los vinos que se quedan flotando en el mismo espacio etéreo en el que vuelan las palabras, las cenas para dos en las que siempre ceno solo. Me hastía que me sobre tanta cama, tanta vida y tanta gana de compartir risas. Me hastía todo pero no me rindo hasta que no me dicen claramente que todo está siendo en vano -y, a veces, ni por esas- porque soy un jodido luchador, lo he sido siempre y eso no va a cambiar.
Y pase lo que pase, lo afronto todo con una sonrisa. Miro de reojo al futuro porque ya no le persigo, y ante la mirada desconcertada que me devuelve por respuesta me limito a mostrar la más irónica de mis sonrisas. Mi futuro es hoy, mi tiempo es ahora.
Pum. Pum. Pum. Tiro la pelota contra la pared y vuelvo a recogerla a la espera de que seas tú y no el frontón quien me la devuelva.