martes, 4 de agosto de 2015

Who you gonna call?

Me he cansado de perseguir fantasmas y de esperar a que sucedan cosas que no van a suceder y que tampoco puedo provocar. No dependen de mí al fin y al cabo. Así que en un ataque de desesperación y aburrimiento he puesto una lavadora a las ocho de la tarde. Con la ropa que necesito para currar los próximos cinco días. A seiscientos kilómetros de mi casa. Tengo miedo de que no esté seca cuando suene el despertador a las cinco de la mañana.
Siempre me ha gustado viajar y siempre he querido tener un trabajo que me permitiese hacerlo -sí, es obvio que es mejor viajar por placer que por curro, pero también es más caro y no anda mi cuenta corriente para hostias- y me llevase a ver mundo. Me ha costado años llegar a donde estoy y tampoco es que tenga un trabajo precisamente privilegiado (si tenemos en cuenta la precariedad, porque todo lo demás es un lujazo... mi curro me gusta cosa mala, entiéndase) pero el año pasado pude visitar Fuerteventura y Bilbo, y este año me llevan a Vigo (que no pase yo un año entero sin pisar Galiza que me entra la morriña y me pongo malo y tó') así que reconozco que estoy contento con el viaje... y con ganas de que empiece el año el curso escolar la vida de después del verano porque creo que se avecinan tiempos de muchos cambios para bien. Me siento optimista, la verdad. Solo porque me he cansado de perseguir fantasmas y de esperar a que sucedan cosas que no van a suceder y que tampoco puedo provocar.
Who you gonna call?

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