jueves, 3 de febrero de 2011

No podemos esperar - Reincidentes


Cada vez sin na', en un mundo sin respuestas,
tengo que salir por detrás donde no hay puertas.
¿Por qué será que dudo cuando los demás asienten
y no quiero que nadie me siga a contracorriente?

¿Cuánto voy a tardar en no mirar atrás?
¿Cuándo voy a pensar que el futuro ya está aquí,
que todo lo que quieras siempre va a estar en tu mente?
¿Que unos pocos se burlen a costa de la gente?

¡No podemos esperar el fín
porque estoy cansado de tragar por ti
pero ahí estás tú que todo lo tienes
que to' lo dominas
que todo todo todo todo todo todo!

¿Cuándo caerán la mentira y la miseria,
cuándo triunfará la verdad sobre esta mierda?
Con un tirón de orejas ya no va a ser suficiente:
trincarles por los putos huevos hasta que revienten.

¡Despertar el silencio y hacerle callar
y verás que el odio se derretirá!
Todo se andará no te preocupes,
que nadie lo sabe,
que nadie sabe na de na de na de na de na!

¡No podemos esperar el fín
porque estoy cansado de tragar por ti!
Pero ahí estás tú que ya te defiendes
con uñas y dientes
con puños y con pum que pum que pum que pum.

¡Pero aún no se ha escrito el final!
Menos mal que nuestra historia va a cambiar
porque ya por fín huele a victoria,
sabe a victoria,
se siente la gloria iaiaiaiaiaia...

Reincidentes

Ha sido un muy mal día en la oficina, uno muy malo, en serio. Y esta historia de dar yo la cara por los demás ya me la sé, y ya sé cómo acaba -generalmente con mi culito de rata fuera de la empresa rumbo al paro-, pero no soy capaz de callarme ante según qué cosas. Y además tampoco me sale de los cojones callarme, que a estas alturas de la película ya nos conocemos todos muy bien.
En ocasiones me deprime esta sensación de soledad en este tipo de situaciones, y hoy esta canción me ha puesto bastante las pilas. Será ilusión mía o serán los delirios de la vejez anticipada que me está provocando la politoxicomanía, pero realmente tengo la impresión de que por fin huele y sabe a victoria. Y se siente la gloria. Probablemente en Agosto me encuentre rebotando contra la misma pared de siempre, pero tampoco me voy a callar por eso. En este sentido no tengo ningún miedo porque nunca lo he tenido y porque no me voy a callar mientras me queden cosas que decir. Ni con amenazas ni sin ellas.
Me río ahora de los que me decían "verás como con la edad se te quitan todos esos pájaros de la cabeza". Pues oiga, no sé si serían pájaros o no, pero cada vez anidan con más fuerza. Y me crece la rabia.


Con un tirón de orejas ya no va a ser suficiente:
trincarles por los putos huevos hasta que revienten.

Amén.

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