jueves, 19 de diciembre de 2013

Mi residencia de verano.

Cuando todo el mundo descansaba, a mí me tocaba ir allí. La mayoría de las veces me levantaba ya con mala cara, avinagrao', maldiciendo mi suerte por tener un turno de trabajo tan puto.
Luego pensaba que, al fin y al cabo, curraba con esta gente y se me pasaba el cabreo.
Cuando en las juergas de los viernes me tocaba decir "me marcho, que mañana trabajo" se me revolvía el estómago. Luego, llegaba a currar y si uno no había comprado churros para todos, la otra había hecho empanada para el desayuno. Y el trago era menos trago.
Cuando en víspera de festivo mi plan era quedarme en casa y dormir como para no llegar al trabajo con ojeras me parecía surrealista no estar bebiéndome las calles de Madrid, pero luego llegaba al control de sonido y estaba sonando Barricada y en dos empujones se me había pasado el disgusto.
Era mi residencia de verano: cuando todo el mundo tenía tiempo libre yo estaba allí, y muy bien rodeado. Siempre había sonrisas, siempre había buen rollo, siempre había un hombro sobre el que llorar, siempre había buenas caras... Éramos los idiotas que currábamos cuando todo el mundo descansaba, pero éramos jodidamente afortunados porque nos teníamos los unos a los otros. Y no me estoy tirando el rollo, era literalmente así. En un turno tan desagradable no nos quedaba otra que apoyarnos.
No es el primer trabajo al que digo adiós -aunque sí es el primero en el que nos obligan a decirlo- y, probablemente, tampoco sea el último. Sí ha sido la despedida más triste que recuerdo.
Abandono, obligado, a la que ha sido mi familia en vacaciones. En vuestras vacaciones, que eran mi trabajo. Abandono mi residencia de verano.
Os quiero. Mucho. Muchísimo. Os considero parte de mi familia de un modo muy especial y muy particular y me parece un palazo que nos separemos ahora, con todo lo que hemos remado contra viento y marea.
Nos deseo lo mejor porque sé que lo merecemos. Me deseo que nuestros caminos vuelvan a cruzarse lo antes posible.
Sé que cuando el sábado me levante, mi primer sábado "libre", mi primer sábado sin vosotros, nada va a ser igual. Es imposible que nada sea igual.
Fui el último en llegar. Gracias por todo, cabrones. Gracias por estos cuatro años.
Todos los finales son un principio, pero yo quiero otro principio entre amigos.
Pura vida y feliz SEPE.
Esto no es justo.

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