sábado, 30 de julio de 2011

...y toqué el sol con las manos.

Más tarde o más temprano, verano tras verano, a este humilde ratón le toca dejarse caer por tierras gaditanas y recorrer las alcantarillas de ese rincón de la península ibérica al que no me importaría que fuesen a parar mis tristes huesecillos cuando se acaben mis días en esta tierra.
Este verano no fue una excepción.
Chiclana fue el destino. El Palmar fue el objetivo. Los chiringuitos de playa fueron el salvavidas. Nadar hasta la boya, emborracharse de Cruzcampo y hartarse de cazón y de puntillitas fueron consecuencias inevitables. Yo sin Cádiz no sabría vivir, es así de sencillo.
Mañana toca poner rumbo a la otra punta de eso que llamáis 'piel de toro'. Tierra de conejos, país de madrigueras*, esta cosa que llamáis España. Finisterre espera para asomarse al rincón del fin del mundo y fumarse un peta allí sabiendo que el mundo, de momento, no se acaba.
No iremos despacio, iremos muy lejos.

*Ya lo decían los Barricada en Sontanas.

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