jueves, 21 de julio de 2011

¡¡Corre!!

Bronca con el banco, que me ha llamado ya tres veces para decirme que tengo un descubierto de 300 pavos y que a ver si lo pago. ¿Solución? Colgar el teléfono y largarme a comprar mi billete a Cádiz. Ya llegará mi nómina y ya se lo cobrarán, que tampoco me preocupa demasiado el asunto, vaya.
Correr hacia adelante, como siempre, no vaya a ser que por quedarme quieto en el camino aparezca un francotirador y me vuele la tapa de los sesos. Correr hacia adelante y en zig zag. Así nunca podrán acertarme, nunca podrán matarme y seré yo quien muera cuando tropiece y me abra la cabeza contra una roca.
Lo que pasa es que luego me monto en tu coche y veo la rata de peluche que llevas en el salpicadero y me dan ganas de frenar y quedarme parado en el sitio un rato, un tiempo. Aunque sólo sea por ver cómo eran las cosas cuando no corría tanto. Pero menos mal que eres tú, precisamente tú, quien no me deja parar. Y entonces sigo corriendo por cojones.
Dentro de cinco días, a esta misma hora, estaré sentado en la playa bebiéndome una cerveza y comiendo cazón. Dentro de once estaré sentado en algún bar de Galiza bebiendo ribeiro y comiendo pulpo.
Y así sigue pasando la vida... ¡¡Corre!! ¡¡Que se acaba!!

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