lunes, 16 de mayo de 2011

¡¡Que se nos va de las manos!!

Otra soleada mañana de lunes tan primaveral como inestable -da la impresión de que aunque luzca el mayor de los soles va a romper a llover en cualquier momento- me he levantado con esa extraña sensación del que se pone a hacer un puzle y descubre que le faltan muchas piezas.
Atruena el 'Cocaine blues' de Johnny Cash y enciendo un cigarrillo mientras pienso que he perdido el rumbo y la noción de un montón de cosas y que, siendo sincero, tampoco me preocupa en demasía. Ya ves... ha llegado el buen tiempo y hasta dentro de esta alcantarilla se ha notado bastante, así que... ¿de coño más va a tener que preocuparse este humilde ratón? Ni una ardilla con una pala tirándomelo todo a la cara me podría joder esta mañana de lunes, ni el amargor en la garganta, ni el regustillo dulzón de la verde marihuana.
Y todo... ¿para qué? Para seguir caminando alegremente hacia un abismo que no tengo muy claro dónde está pero que sé que llegará más tarde o más temprano. Al final la historia siempre se repite -y curiosamente suena ahora el 'Forever young' de Dylan- con la diferencia de que a veces te toca joder y a veces te toca ser jodido. Ni más, ni menos. Si aprendes a volar por encima de eso y lo miras con perspectiva, ni siquiera es importante. De hecho, no lo es. Pasar página es sencillo si quieres pasarla, quedarse a releer una y otra vez un capítulo que no hayas entendido tampoco sirve de mucho, aunque termines por entenderlo todo. Aquí lo suyo es que el libro sea de los de 'elige tu propia aventura', sin poder mirar atrás. Sino... chungo, te atascas en un capítulo y ya la has jodido.
Y dicho esto, me voy a que el sol me tueste un poco y me recargue (aún más) las pilas.
Larga vida. Pura vida.

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