viernes, 29 de abril de 2011

Y correr.

En el fondo es como una maldición que ha caído sobre tu vida. Ya no disfrutas, te pasas todo el puto rato analizando: esto suena mal, esto está saturado, en esta secuencia se ha ido la pértiga, vaya chapuza de postproducción, menudo acople, no suena la guitarra... Ya no disfruto del cine y, lo que es peor, tampoco de los conciertos.
Me muevo sigilosamente como buen ratón, esquivo a la gente y me ubico cerca del control de sonido. Por mi mente pasan cosas del tipo de "rema, rema cabrón que no estás apoyando... Tenías que haber subido el fader de la guitarra solista, no estás apoyando el solo. Y a la voz le falta rever. Y no has limitado el bombo y los graves se lo están comiendo todo". Y no disfrutas.
Tampoco disfrutas cuando te pones tú a la mesa. Porque esto no termina de sonar como a tí te gustaría, porque a las guitarras les falta brillo y no tienes una EQ ni medio decente y porque el envío de los subgraves no es el que debería y pierdes dos o tres canciones en apañarlo y claro, esas dos o tres canciones no han sonado bien y ya te estás comiendo la cabeza. Además los monitores no llegan como para que todo el grupo oiga y el micrófono del cantante acopla cada vez que se mueve más de seis centímetros. Podrías ecualizarlo y que sonara como si estuviese cantando por la nariz o puedes estar peleando todo el puto rato y no moverte de la mesa.
Y así todo.
Y sí, joder, claro que sí, este puto sucio ratón está enamorado de su jodido trabajo, pero hace tiempo que ha perdido el norte y que no sabe establecer prioridades y, qué cojones, empieza a plantearse si el sacrificio merece la pena.
Pero el vicio es el vicio y va como los yonkis al caballo... "me voy corriendo que tengo bolo", "hoy no quedo que he cogido curro", "no puedo decir que no, porque aunque no me paguen es curro interesantísimo".
Y al final todo se queda atrás y no soy capaz de desconectarme. Y moriré encima de un teclado de Mac con una sesión de Pro Tools abierta.
O alguien me ayuda a cambiar o ya lo puedo ir asumiendo.
Porque sí, soy de sonido. Y puedo correr, pero jamás podré esconderme.
Es mi maldición.
Es mi bendición.

2 comentarios:

  1. Es tu maldición y es tu bendición, es tu vida. Porque si no te trastocase tanto en el ámbito personal, por así decirlo, no sería tan especial para ti.
    En realidad es algo que te motiva y es una parte enorme de lo que tú eres.
    O eliges eso o eliges algo que sea tan vacío y carente de sentido que cada mañana que te despiertes te darán ganas de pegarte un tiro porque lo que haces es una mierda...

    El truco está en saber separar... Y dicho así es muy fácil. Yo no sé separar, y creo que me gusta no saber hacerlo.
    En parte porque no me afecta a mi gran adicción que es la música, en eso te doy la razón y entiendo que pueda ser una putada, pero al fin y al cabo es una forma de vida.
    Te diría que ya que no puedes vivir sin dejar de ser de sonido, tienes que aprender a querer tus manías que conlleva el serlo (que por otra parte sé que lo haces, aunque sea en el fondo, y que la entrada la has escrito porque te pilla de bajona).
    Que no te rayes, y que molas tío!


    Un beso y un mordisco! :)

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  2. Eres la cosa más maja que jamás ha parido Salamanca. No se me ocurre forma mejor de expresarlo!!!

    Un besazo guapa!!

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