sábado, 12 de abril de 2014

Pasan cosas. A veces.

A veces pasan cosas que no deberían haber pasado nunca y a veces no dejas que las cosas pasen y me arrepiento.
A veces pienso en los trenes que se me han ido por idiota y en los que yo mismo he empujado para que se fuesen de una puta vez.
A veces, incluso, aparece gente para reprocharme que no me subiese a trenes para los que nunca supe que tenía un billete. A veces rizamos el rizo con la gente que me acusa de bajarme de trenes de los que me empujaron en marcha.
A veces hay gente que me culpa de haber perdido sus propios trenes como si yo hubiese tenido algo que ver, o incluso personas que me dicen que yo las obligué a bajarse del mío como si yo hubiese estado alguna vez a los mandos de algo.
A veces hay tardes tontas como esta en las que entre fiebre y mocos pienso en trenes y me doy cuenta de que no sé hacia dónde se dirige este tren, pero la verdad es que estoy muy bien aquí subido. Veremos.
A veces pasan trenes y pasan cosas y todas las cosas pasan por algo. Por imbécil, por ejemplo.

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