domingo, 8 de julio de 2012

Nada que decir.

El pedo de Nolotil y cervezas resulta de lo más curioso. Me pesan los brazos y noto como mi parte física reacciona tarde a las órdenes que le manda mi cerebro, que no para de amontonar las ideas en la puerta de salida provocando un atasco más propio de Madrid a la vuelta de vacaciones que de una rata de alcantarilla como la que suscribe estas líneas.
Y suena el 'Entre borrachos' de los M.C.D., para que luego diga que el punk rock cada vez me gusta menos.
La muela me duele.
¿Por qué todo el mundo se empeña en que no me salga del camino? Que me busque una novia... ¡que me busque una novia! ¿Pa' qué coño quiero yo una novia? No pretendo casarme ni mucho menos tener descendencia, y todas mis relaciones han terminado siendo un fracaso. Siempre que me enamoro la cosa acaba francamente mal -en el mejor de los casos, solo para una de las dos personas implicadas en el asunto- y eso implica un montón de días grises. Y da perezote.
No niego que apetece, pero me he vuelto más selectivo tras los últimos varapalos. Supongo que llegará mi oportunidad -y estoy aquí: loco por incordiar-, pero ni busco ni encuentro porque cualquiera de las dos opciones me da pereza. Pero me siguen bombardeando desde todos lados y hasta Mamá Rata ha entrado en modo señora mayor con comentarios del tipo de:
- Pues con lo maja que era Fulanita.
- Mira lo bien que le va a Menganita.
- ¿Por qué no llamas a Butanita?

Y así todo.

Andad al peo' ya y dejadme vivir tranquilo carajo. Estoy bien matándome a pajas y evitándome problemas y comeduras de tarro.
Ponedme otro mini y mirad como disfruto. Y no me deis más la barrila.

Y sí, por supuesto que echo de menos tus emails.

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